domingo, 10 de julio de 2011

Bienvenida a la realidad...*


No era la primera vez que sentía esa sensación tan terrorífica, pero parecía como si así fuera, me di cuenta que hasta ese momento la había evitado hasta la saciedad, cada vez que empezaba a sentirla mínimamente la esquivaba, pero esa noche me pillo desprevenida y me atrapo, sin que yo pudiera escapar. Me cogió con fuerza y me prometió que esta vez no volvería a escaparme, hasta quien sabe cuándo, yo me prometí que sería fuerte, pero mi promesa pronto se rompió y caí en la oscuridad junto con mis compañeras, las lagrimas.



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