jueves, 26 de enero de 2012

Adiós al barco...!

Después de mil y una batallas, contra enemigos temibles y despiadados, sin perder ni siquiera una de ellas, ni arrodillarse ante olas ni ante tempestades, los dos piratas unidos como hermanos lograban vencer una y otra vez. Sin embargo, un día el barco se hundió. 

¿Cómo es posible? ¿Quién lo consiguió? 

El barco se hundio sí,pero no fue un enemigo, no fue un despiadado canalla, fue uno de los dos piratas...Este se equivocó, sí; pero tarde cuenta se dio, porque el barco hundido se quedó.








A veces, nuestro peor enemigo era nuestro mejor aliado.

sábado, 21 de enero de 2012

Dulce y amargo...*

Me desperté con la melodía de mi móvil… ¿Quién sería?
Era sábado, después de los mortales exámenes de enero. Conteste:
-¿Si?…-
+ Buenos días, vístete que dentro de media hora paso a por ti, diles a tus padres que no volverás para comer, quedamos en la esquina de tu casa.-
- ¿Qué dices David? Es sábado y estaba durmiendo-
+ Uy, ¿y qué hay mejor que pasar un maravilloso sábado conmigo?-
- ¿En serio tengo que responder? Igual no acabo hasta mañana, si empiezo a decir cosas…jajaja-
+ Te dije que un día te iba a secuestrar, para llevarte conmigo ¿no? Pues hoy es el día, así que ya sabes, te veo en media hora, un beso.-
Colgó.
Pero, como podía ser así, ufff, lo odiaba cuando se ponía autoritario y egocéntrico, a veces se creía que era el centro del universo, o más bien se creía que era el centro de mi universo y de una docena de chicas más, claro. Lo malo es que en el fondo eso no me desagradaba tanto y lo peor de todo, es que sabía que iba a ir.
Mire la hora, eran las diez, tenía media hora para ducharme, cambiarme y decirle a mis padres que no iba a comer en casa, desee poder parar el tiempo, como no lo vi una posibilidad valida, decidí empezar a darme prisa.
Después, de ir corriendo de un sitio para otro, fui a desayunar algo y a decirles a mis padres que iba a pasar el día fuera. Justo al acabar mire el reloj, las diez y media, ¡mierda!, tenía que darme prisa, pero bueno si esperaba unos minutos no pasaba nada, por egocéntrico tss jaja
Fui donde habíamos quedado y se me empezó a acelerar el corazón, sin explicación, y al girar la esquina ahí estaba él, tan seguro como era habitual, tan especial y a la vez odioso como siempre. Nunca había encontrado nadie, que me hiciera sentir cosas tan opuestas a la vez, pues ese era él.
-¡Increíble! Has conseguido ser puntual, a pesar de ser súper lenta de normal.-
+ Que simpático que estas por las mañanas, no espera, que eres así siempre.-
- Ven aquí y dame un abrazo, que te echado de menos tonta-
Así era él, amargo y dulce a la vez.
Después, mientras me llevaba según me dijo al sitio que más le gustaba desde que era pequeño, estuvimos hablando, me gustaba saber que a pesar de esa fachada de chico duro había algo más. Cuando casi estábamos llegando, me hizo taparme los ojos, y cuando abrí los ojos, me quede sin palabras.
Estábamos en la playa, en un lado donde había una cala, era precioso ese lugar, la mezcla entre el color de la roca y los rayos del sol en el mar era increíble. Además, a mí siempre me había gustado la playa. Me gire sonriendo y le dije:
-Es increíble, me encanta este lugar-
+ Claro que es increíble, este es mi sitio preferido ¿Qué esperabas? Jajaj-
- Aiis, que manía de estropear el momento eh-
+ Yo soy así, jaja…Siempre que me apetece huir o tengo que pensar vengo, desde pequeño.-
- Yo también quiero tener un sitio así, ¿lo podemos compartir?-
+Mmm…No sé,  no sé, tendrás que ganártelo jajaja-
- Sabes que lo haré-
+ Puede que sí o puede que no, nunca se sabe-
-¿Y cuando descubriste este lugar?-
+ Cuando mis padres me dijeron que querían separarse, tenía 13 años, y claro a esa edad, crees que se te derrumba todo cuando te dicen una cosa así, la verdad es que aún hoy es la peor experiencia de mi vida-

Me quede sin palabras, por primera vez parecía “humano”, se había quitado la coraza y me había dicho su mayor debilidad. Le abrace y me dijo:
+ Bueno, ven y te voy a enseñar porque me gusta tanto este lugar-

Fuimos hacia la cala, cada vez me gustaba más ese lugar y sabía con certeza que no olvidaría aquel lugar ni aquel día en mucho tiempo, puse mi pañuelo y nos tumbamos sobre la arena, era perfecto, se respiraba tranquilidad y calidez, me encantaba.
- Aunque he estado a punto de rechazar tu oferta, me alegro de haber venido-
+ Sabía que no la ibas a rechazar, soy yo-
- No cantes victoria, que lo he hecho para así poder secuestrarte otro día yo, cuando menos te lo esperes, apareceré y te secuestrare jaja.-
+ La verdad, no me importaría nada-
-¿Crees en el destino?-
+ A veces sí, pero otras no, además después de todo prefiero no creer en él. Prefiero pensar que la vida es una prueba continua, en la que a veces se gana y otras se pierde.-
- Así, que la vida es una continua prueba eh…interesante…y en esta continua prueba, ¿crees que hay una explicación para todo lo que pasa?-
+ No, no tiene porque ser todo lógico y razonable, de hecho está claro que nos gustan más las locuras, las cosas que no tienen sentido, pero nos agradan sin más. No me gusta etiquetar las cosas-
- Ves, en eso opino diferente, yo necesito saber el porqué de las cosas, y a lo mejor no siempre etiquetarlas, pero saber que son y que significan para mi.-
+ Pues hoy, quitemos las etiquetas y olvidemos las explicaciones, hoy seamos tú y yo, simplemente seamos lo que queramos ser, hagamos lo que nos apetezca sin luego pedir explicaciones o darlas, seamos libres-

Y ese día fuimos completamente libres, sin corazas y sin explicaciones, simplemente hicimos lo que nos apetecía, dijimos lo que queríamos y sobre todo, reímos sin parar. Porque aunque creamos que somos libres, en el fondo no lo somos tanto como pensamos.
Aun tengo el recuerdo de ese día muy cercano, como el día que empecé a ver las cosas un poco diferentes, al igual que a él, comence a ver ese lado, que muy pocas veces mostraba. No sabía lo que éramos o podríamos llegar a ser, pero como me dijo él, no iba a poner etiquetas a lo nuestro, lo que tuviera que pasar el tiempo lo diría. Solo sabía con certeza, que ahora me tocaba secuestrarlo a mí.

sábado, 7 de enero de 2012

¿Eres feliz?

Desde hacía un tiempo sentía que ya estaba dispuesta a enterrar el hacha de guerra y a dejar totalmente el pasado atrás, por eso accedí a ir allí, aunque sabía que lo más probable es que él estaría.
Cuando todo parecía ir bien, fui hacia la barra y mientras abría aquel refresco…:
+ Hola, ¿Cómo estás?- era él, pero su voz era débil.
- Hola, bien y ¿tu? ¿Cómo te va todo?-
+ Normal, como siempre, intentando centrarme al máximo en la carrera, y buscando ratos libres entre tanto estudio.-
- Ja ja, te entiendo, por más que te guste la carrera, no nos lo ponen nada fácil ¡eh!, y tener que estudiar en navidades es lo peor. Pero bueno, me alegro que todo te vaya bien, voy a ver si ya han decido que vamos a hacer, espero que todo te  siga yendo genial, cuídate mucho.- cada vez me sentía más inquieta al estar hablando con él, y no entendía el por qué, era como si algo dentro de mi temiera lo que pudiera decir o preguntar.
+ Ana…mmm… ¿eres feliz?-

¿Qué si era feliz? Hacía mucho tiempo que nadie me preguntaba eso, mucho tiempo que no oía su voz preguntándome eso, y me di cuenta de que realmente no lo sabía, lo que hace poco más de un año antes hubiera sabido con certeza, ahora no lo sabía, pero lo que sí que sabía era lo que le debía decir, pues no tenia elección esta vez.

-Sí, ¿y tú?-
+ Eh..bueno en ese caso, si tu lo eres, yo también, como ya te dije una vez. En fin, cuídate y ¡feliz navidad! Espero que nos volvamos a ver pronto.

Sonreí nerviosa y me fui hacia mis amigos lentamente, igual de lentamente como caía una lagrima por mi mejilla, esa era su pregunta, no por la pregunta en sí, sino por lo que significaba para nosotros, pues en algún tiempo nuestra felicidad había ido de la mano.

Ese día retome mi vieja promesa de evitarlo, por lo menos hasta que volviera a sentir esa felicidad de la que antes rebosaba.