Estamos tan acostumbrados a ver las
cosas desde una perspectiva, a hacer las cosas de una manera y a sentir las
emociones en unos momentos concretos, que cuando las cosas no siguen los
esquemas predeterminados sentimos miedo, miedo a no poder controlar nuestros
sentimientos, miedo a que las cosas se nos vayan de las manos, miedo, mucho
miedo.
Y es entonces, cuando por culpa de ese
miedo, no conseguimos ser nosotros mismos y dejarnos llevar, sin pensar en nada
más que el aquí y el ahora, y ahí en ese momento, es cuando nosotros mismo
fastidiamos todo, y nos dejamos llevar por ese miedo, sin darnos cuenta de que
ese miedo, termina con todo y es nuestro peor enemigo.